lunes, 23 de enero de 2012

Cuando el Brecknock duerma...


"El fueguino sabe de sacrificio, cuando se trata de lidiar con su clima. El kayakista sabrá esperar, que el espíritu fueguino apacigue, su necesidad de correr y gritar para evacuar tanta energía...
La península Brecknock podría ser considerada el lugar más hinóspito y expuesto de este viaje.La zona más abatida, barrida constantemente por vientos impresionantes del Pacífico. Donde todo es piedra recortada irregularmente, un magistral trabajo del mar y el viento, fantásticos orfebres ancestrales...

Donde esperan, en un lugar no confortable pero que contradictoriamente llena el alma con otra luz... Esperan que el viento amaine, y torne navegable las aguas que por estas horas no invitan a la navegación. Esto se vive de otra manera, mas allá de toda descripción. Esto se disfruta, aún cuando se es castigado. Esto puede parecerse a lo que llaman aventura, la aventura de lo incierto, que en la era del milenio empuja al hombre en el tiempo hacia atrás, a cultivar la misma paciencia que tenía el indígena, como si el tiempo se hubiera detenido...aquí no habrá privilegiados.

La aventura de no controlar, de dejarle las respuestas a Tierra del Fuego. En el aislamiento buscado, lejos de todo, cerca del kayak, que es el hogar. En el húmedo campamento junto a los compañeros, el kayakista sabrá esperar...

Como siempre... en una suerte de ritual, humilde y paciente, por la famosa ventana de buen tiempo, cuando el espíritu indómito fueguino se relaje..."

Monica Aramburu

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